🥦ANTES NO SE COMÍA AZÚCAR POR LO TANTO NO SE CONSUMIAN MEDICAMENTOS PARA BAJAR EL COLESTEROL LDL ATEROGÉNICO.
En la actualidad existe la MODA de comer carbohidratos, por lo tanto, abundan en los supermercados, las pulperías, las verdurerías, las ferias del agricultor, en los restaurantes, las sodas, los cines y en los mismos hogares. El ser humano por comodidad empezó a olvidar como comieron los primeros pobladores, dieta que los desarrolló y mantuvo con vida hasta repoblar el planeta.
Antes de la mega ingesta de carbohidratos el ser humano comía muy diferente ya que al no existir supermercados debía buscar la comida como un recolector carroñero, hasta que desarrolló la caza para alimentarse, de esa forma conseguía fuentes importantes de proteínas, vitaminas y minerales, por lo tanto, aprovechaba cada parte de su presa para consumir su carne, los cartílagos y la GRASA, todo ello carente de carbohidratos o AZÚCAR.
El ser humano moderno, come en la mitad de la vida lo que no debe, para pasar la otra mitad comiendo lo que apenas puede, porque ya se ha enfermado de ingerir tantísima azúcar, donde una de las consecuencias es elevar peligrosamente el colesterol LDL aterogénico o del que se pega en arterias.
El colesterol tiene un impacto dual y complejo sobre la fisiopatología de la arteriosclerosis, que es la placa o sustancia pegajosa compuesta de grasa, colesterol y calcio. Para cuando los niveles de colesterol LDL se elevan, se tiende a afirmar que el riesgo coronario es alto; sin embargo, dar esa afirmación por conteos altos totales de colesterol plasmático, es una conclusión muy pobre o insuficiente para dar medicamentos como las estatinas.
Podemos comparar al plasma sanguíneo que llena los vasos sanguíneos de líquido, con las carreteras de un país, si hay muchas colisiones entre carros, no habrá fluidez vehicular por los obstáculos en la carretera formándose presas de carros, impidiendo la circulación; suponiendo que los glóbulos rojos con hierro son similares a carros pero en lugar de transportar personas, transporta oxígeno y dichos glóbulos rojos se topan con placa en las arterias, dicha grasa con calcio y otras sustancias, que han quedado pegadas en los vasos sanguíneos para terminar endurecidas, empezarán a estorbar el flujo de glóbulos rojos ricos en oxígeno, impidiendo que la célula respire hasta producir un infarto.
Es interesante definir clínicamente los niveles totales de colesterol, todo el colesterol presente en la sangre, es decir, todas las clases de lipoproteínas que se han definido como estables conocidas como colesterolemia por debajo de 200 mg/dL, es considerado como un colesterol estable y adecuado para mantener la salud, si la cifra está en 200 mg/dL o en 240 mg/dL, hay que observar si esos registros son de una persona con diabetes mellitus, ya que los carbohidratos son fuentes energéticas desfavorables porque no solo disparan los niveles de colesterol, sino que fabrican un colesterol LDL que se pega en arterias formando la indeseada placa que evita el libre tránsito de los glóbulos rojos que transportan el preciado oxígeno.
Básicamente se llega a ser diabético tipo ll por la insistencia de consumir mucho carbohidrato o azúcar diariamente, fomentado en las dietas modernas “equilibradas”, donde se incluyen: cereales para el desayuno, arroz para el almuerzo, pan para el café de los emparedados de la tarde, postres para celebrar en reuniones especiales o para “alegrar la vida”, etc.
Cuando se comen carbohidratos como base alimenticia en lugar de comer grasas, si el colesterol esta arriba de 240 mg/dL, significa que las probabilidades de que el páncreas esté lesionado son altas; que el corazón está sufriendo, porque debe trabajar forzadamente al tener resistencia por parte de las arterias al paso de la sangre que debe salir del corazón en el ventrículo izquierdo, aumentando la fuerza de contracción o elevando la presión arterial sistólica, necesaria para poder enviar la sangre con oxígeno que viene de los pulmones y que por endurecimiento o falta de flexibilidad arterial esa sangre no tiene libre tránsito.
Los diabéticos tienen la característica de ser carboadictos y la fijación por comer azúcar los lleva a mantener dietas de hasta el 95% de carbohidratos, son aquellas personas que desayunan: gallo pinto, huevo, tostadas con mermelada, café con leche más azúcar blanca de mesa con un jugo de naranja para que no falte la vitamina C, café con rollitos de tortilla con queso tierno en la merienda, en el almuerzo arroz, frijoles, plátano maduro, pescado, picadillo de papá, refresco de horchata o gaseosa, meriendan en la media tarde, café con leche más un arrollado de canela, para terminar cenando, sándwiches con mayonesa, salsa de tomate, mortadela, queso, papás fritas, chocolate en leche. De esa forma el páncreas se sobre estimula y se lesiona.
Por el contrario si se come menos azúcar la persona diabética deja de serlo, entonces cambia a grasa para consumir: 4 huevos en el desayuno, en la merienda semillas como las pecanas, en el almuerzo, un vaso con agua, un medallón de filete miñón, ensalada de espinacas, chile dulce, aceite de oliva, en la merienda de la media tarde, un vaso con agua y pollo frito, para terminar, cenando salmón con brócoli, entendiendo que una persona sin carbohidratos los siete días de la semana no será diabético, solo se es diabético cuando se come carbohidratos para elevar el azúcar por arriba de 110.
Un diabético o una persona que llega a ser diabética no solo basa su dieta “normal equilibrada” en el 65% de carbohidratos, también peca en comer carbohidratos y agrega los tragos sociales, los del fin de semana y los que toma para relajarse, consume hamburguesas, pizzas, queques, palomitas azucaradas, usa repostería y helados, que consumen cuando salen o van a eventos sociales o salidas al food court. Ese tipo de alimentación es un desastre corporal, provocando que exista un desorden hormonal permanente.
Alimentar al organismo con las dietas modernas, es tratar el cuerpo como un basurero, justificando ese consumo de carbohidratos al asegurar que las grasas saturadas son malas para la salud, para darle prioridad al consumo de azúcar como la falsa y más importante fuente energética, convertir al metabolismo en un quemador de azúcar y obtener una energía de baja calidad, la cual no solventa las necesidades energéticas requeridas por el cuerpo para regenerar y soportar las enfermedades.
Cuando las personas terminan enfermas por basar sus dietas en carbohidratos y luego van al médico para que trate de ordenar nuestro desorden, éste no tiene más remedio que medicar, es por esa razón que las personas consumen: estatinas para bajar un colesterol LDL que amenaza con pegarse en las arterias, con lo cual aumenta el riesgo de sufrir un infarto del miocardio. Es por eso por lo que nuestra locura carbohidrática, la convertimos en responsabilidad de nuestros médicos.
Muchas veces el médico cardiólogo recomienda ejercicio y una dieta baja en carbohidratos para mejorar nuestra salud, pero como es más fácil pasarles la responsabilidad a otros, preferimos ver el partido de fútbol, para hacer el ejercicio que recomienda el médico, acompañado por unas birras más una pizza grande.
Cuando el cuerpo no da más y apostamos todo a un medicamento que baja el colesterol LDL aterogénico, a la supuesta pastillita milagrosa que nos permite ser irracionales para darnos permisos de comer azúcar en exceso, es cuando terminamos en un quirófano y la mayoría de las veces ni así pensamos en cambiar nuestra forma de comer.