🤽♂EL EJERCICIO AERÓBICO UN ALIADO PARA BAJAR LA PRESIÓN ARTERIAL.
Cuando se realiza actividad física de intensidad media o alta, los músculos exigen un gasto energético importante. Si se nada, se corre, o se practica ciclismo, se realizan movimientos repetitivos. A esos movimientos cadentes se les define como ejercicios aeróbicos ya que, para moverse repetidamente sin parar, necesariamente debe captarse oxígeno para quemar muchas calorías permitiendo generar grandes cantidades de energía o ATP.
A pesar de que dormir es un excelente ejercicio aeróbico, lo que se busca con caminar o correr, por ejemplo, es crear un gasto de energía mayor a la tasa del metabolismo basal (TMB) o medida de gasto energético por unidad de tiempo en reposo.
Si el ejercicio aeróbico es de intensidad media, se aumenta hasta 23 veces más la entrada de sangre hacia el corazón.
El ejercicio aeróbico de mediana o alta intensidad aumenta la presión sistólica de envío, similar al chorro de una manguera; entendiendo que esa presión, es cuando el corazón se contrae para expulsar la sangre y la diastólica de llenado, o cuando el corazón se infla para contener la sangre, similar a llenar un globo con agua.
En la actividad física aeróbica, tanto la presión sistólica como la diastólica son aumentadas. Ese aumento fortalece las paredes del corazón, siendo ese maravilloso órgano un músculo estriado, el cual, al igual que en el resto de los músculos estriados del cuerpo como son los cuádriceps o los bíceps braquial, se puede hipertrofiar o aumentar en tamaño.
Otro aspecto importante del ejercicio aeróbico de intensidad media o alta es que, al aumentar la presión sistólica de chorro, las arterias se ensanchan al recibir la sangre y se achican para distribuir la sangre por el cuerpo, ese juego de abrirse y cerrarse a mayor frecuencia crea un estímulo de estiramiento y estrechamiento que evita la rigidez arterial o lo que llaman el endurecimiento o rigidez de los vasos sanguíneos.
La velocidad aumentada del plasma sanguíneo o el líquido transparente y ligeramente amarillento que representa el 55% del volumen total de sangre o la parte líquida de la sangre durante el ejercicio aeróbico de mediana o alta intensidad, aumenta la producción de óxido nítrico endotelial, que es un gas incoloro y soluble en agua, importante para prevenir la agregación plaquetaria y la adhesión de leucocitos al endotelio, disminuyendo los niveles de arteroesclerosis o acumulación de grasas y colesterol, evitando así la placa, la cual provoca el estrechamiento de las arterias y la falta de movimiento en los vasos sanguíneos. Tener óxido nítrico endotelial o en la pared interna de los vasos sanguíneos mantiene la elongación de las arterias para permitir el ensanchamiento y el estrechamiento necesario para manejar adecuadamente las presiones del corazón y transmitir adecuadamente el oxígeno y los nutrientes a las diferentes células del cuerpo.
Otra característica del ejercicio aeróbico de media o alta intensidad es la estimulación que recibe el hígado, para utilizar las reservas de grasa en crear colesterol de alta densidad o colesterol HDL. La función del colesterol HDL es poder viajar por los vasos sanguíneos e ir recogiendo el colesterol de baja densidad o colesterol LDL, que una vez que lleva nutrientes a las células para que los diferentes órganos puedan alimentarse y funcionar adecuadamente, no regresa al hígado y queda flotando en sangre con la posibilidad de adherirse en arterias y contribuir a la formación de placa para endurecer y taponar las arterias, con el aumento del colesterol HDL, las posibilidades de recuperar el colesterol LDL para devolverlo hacia el hígado, previene las posibilidades de padecer de arteroesclerosis.
Con el ejercicio aeróbico de media o alta intensidad, la presión sanguínea se eleva, esa estimulación trae cambios adaptativos como los antes mencionados y otros como una mayor producción de glóbulos rojos con la capacidad de trasportar el oxígeno, más vascularización que permite más vías de llegada sanguínea a las células para que respiren y se nutran, un aumento en el número de mitocondrias encargadas de utilizar el oxígeno para crear mucha energía o ATP para regenerar el cuerpo.
Todos esos cambios adaptativos al elevar la presión sanguínea, tiene el propósito, una vez terminada la actividad física aeróbica, de media o alta intensidad, el disminuir la presión sanguínea para proteger al cuerpo de un infarto del miocardio, infartos músculo esqueléticos o sufrir un accidente cerebro vascular.
Una presión arterial adecuada no necesita de pastillas que la controlen, para no vivir el día a día con presión arterial elevada, que es un factor de riesgo, el cual, puede venir acompañado de otros factores de riesgo para condicionar al metabolismo a generar otras complicaciones de funcionamiento, las mal llamadas enfermedades.
Aumentar la presión sanguínea por medio del ejercicio aeróbico de media o alta intensidad, es un contribuyente importante para reducir la presión sanguínea sin el uso de fármacos y todos sus efectos secundarios que, a la vez, al venir acompaños por lo general de otros factores de riesgo, se necesitarán otro tipo de medicamentos para “controlar” los otros condicionamientos metabólicos.
Si se trota por 20 min o se nada unos 1000 mts, la frecuencia cardiaca aumentará, para aumentar la entrada de sangre hacia el pulmón y poder obtener el oxígeno, a la par de esa velocidad de recambio entre el dióxido de carbono y el oxígeno la presión sanguínea aumentará. De esa forma un músculo que se somete a estrés aeróbico de media o alta intensidad, por más de 2 min continuos, necesita un sistema energético aeróbico para quemar muchas calorías y generar cantidades altas de energía o ATP.
Esa producción aumentada de energía permite u obliga a respirar más rápido, mejorando con el tiempo el consumo de oxígeno para ganar lo que se le conoce como condición física aeróbica.