DESDE LO MÁS BEBES
De los 0 a los 36 meses de edad, incluir la natación a los bebés les ofrece un ambiente natural, ya que les recuerda las agradables sensaciones vividas en el útero, por lo que seguir experimentando sus emociones los hace niños sumamente inteligentes y notablemente sensibles a absorber la información.
Teniendo en cuenta que somos seres emocionales y que al no reprimir estas, el cerebro aumenta la capacidad de aprendizaje del bebé hacia el niño.
Los profesionales en educación física recomiendan empezar ya… lo más pronto posible ojalá a las 3 o 4 semanas de nacido.
Algunos pediatras son más partidarios que otros de esta idea, los que no sugieren empezar a los 3 o 6 meses de edad, son por motivos de: otitis media con perforación timpánica (inflamación del oído medio), problemas en los ojitos, piel atópica (sequedad e irritabilidad cutánea), por eso es importantísimo tomar las precauciones adecuadas y que el educador físico tenga contacto con los pediatras, de seguro entre el médico y el educador físico encontrarán una solución para llevar al neonato al agua para su desarrollo psicomotor y de la personalidad (escuchar, observar, agarrarse, desplazamientos, inmersiones, lanzamientos, giros).
Lo que sí está claro es que no hay necesidad de exponer al bebito a la piscina en época de epidemias por virus respiratorios, es decir, con qué necesidad voy a exponer al recién nacido a situaciones en que pueda contagiarse de otros niños cuando la idea es mantener la salud para adquirir un excelente desarrollo.