🥦ALIMENTOS FABRICADOS CON AZÚCAR Y OMEGA 6.
Los alimentos preparados con azúcar y omega 6, usados para preservarlos, generan una cascada inflamatoria.
Lo preocupante es la forma en que se enseña a consumirlos, donde la recomendación diaria es comer cada 2:30 a 3:00 horas. Posiblemente se coma sin hambre y esa sensación de necesitar comer es realmente una deshidratación y lo que se tiene es sed, por lo tanto, la recomendación podría ser:
“usted no tiene hambre sino sed”; tome AGUA y coma cuando tiene hambre, no coma cuando el reloj lo indique, ya que siempre nuestro reloj endógeno es más preciso, porque es reloj salvaje perteneciente al metabolismo.
Entonces, estar comiendo cada 2:30 horas alimentos con alto contenido de carbohidratos, es la moda, por ejemplo; la tortilla con queso, con papa, con arroz y otros usos, la galleta salada o dulce, el snack de paquete light, la fruta dulce o ácida, el yogurt light, el cereal con leche o jugo de naranja, el pancito con miel, con mermelada y otros usos; esa forma de someter al organismo a tantos gramos de carbohidratos o azúcar, obliga al páncreas y lo exponemos a una sobreexplotación laboral en un intento de almacenar ese montón de gramos de azúcar, como si el cuerpo estuviera diseñado para guardar sin límites el carbohidrato o azúcar en glucógeno.
Hay que saber, que los almacenes de azúcar en hígado permiten un máximo de 500 gramos de glucógeno en un atleta y menos de 500 gramos de glucógeno en otras personas.
Una molécula de carbohidratos brinda 4 calorías, el máximo en calorías almacenada en hígado puede aportar 2000 calorías, si se es sedentario y además adicto o adicta a los carbohidratos, porque la ansiedad los obliga a consumir muchas veces azúcar al día, la célula se llenará, por consiguiente, ya no necesita más azúcar.
Al saturar el organismo de azúcar, la persona sedentaria que come carbohidratos como si fueran carbodrogas, ya no logrará almacenar el glucógeno, y empezará a convertir el exceso de azúcar en grasa para empezar a lucir gordo, aflojando la piel para mirarse fofo, creando una panza olímpica récord, porque cada vez se brinca más la faja, similar a como se derrama la leche cuando la hervimos y no apagamos el fuego.
El ahora gordito o gordita, gracias al consumo masivo de carbohidratos, empezará a generar resistencia a la insulina para sentirse cansado (a) y como los carbohidratos inflaman el organismo también se sentirá enfermizo (a).
El excedente de azúcar que ya de por sí, no se puede guardar ni como glucógeno hepático, ni como glucógeno muscular, se va a convertir en colesterol LDL o “malo” por ser aterogénico del que se pega en arterias al ser fabricado a partir de los carbohidratos.
El colesterol LDL fabricado a partir de las grasas, no es malo, porque no es aterogénico al no pegarse en arterias.
Esta condición repetida de comer carbohidratos como si fueran carbodrogas, es lo que destruye el forro interno o endotelio de las arterias, donde la integridad de las paredes arteriales es indispensable para transportar eficientemente el oxígeno y los nutrientes. Comer exceso de azúcar y mantener la glicemia en sangre arriba de 140 mg/dl, es como si el azúcar funcionara como una liga, deteriorando el endotelio arterial, y un problema gravísimo es que los daños a las paredes internas de los vasos sanguíneos no se sienten, ya que las venas y arterias son aneurales, eso quiere decir, que no tienen nervio para transmitir el dolor o sentir la circulación.
A pesar de no sentir el daño que provoca el azúcar en los vasos sanguíneos, se puede estar totalmente seguro de que existe una inflamación en el sistema circulatorio, desmejorando la oxigenación y la nutrición de las diferentes células que conforman al cuerpo.
Promover la no ingesta de las grasas saturadas como la mantequilla, el aceite de coco, la carne de res, el salmón, el huevo, para hacer la mala recomendación de no usar las grasas no saturadas, cambiando por ejemplo al aceite de soya, que consta de ácidos grasos omega-6, puede romper el equilibrio celular.
Los usos de esas grasas son utilizados en exceso, con el fin de preservar productos alimenticios como los pasteles, donde se pierde el balance de omega-3 junto al omega-6. La pérdida del balance entre el omega-3 y el omega-6, hará que las membranas celulares o “puertas celulares” dedicadas a controlar lo que entra y sale de ellas (semejando a un “control de aduanas”) se pierda. Si el equilibrio entre los omegas falla por comer tanta comida procesada, llena de omegas-6, hará que la membrana produzca citoquinas activando el sistema defensivo que causa directamente la inflamación.
Entre más alimentos procesados con azúcar y omega-6 se consuman, más inflamación existirá, activándose hasta 16 biomarcadores de inflamación. Si todos los días el estilo de vida es consumir mucho omega-6 mezclado con azúcar en alimentos procesados, y se pierde el consumo de alimentos simples como la carne, el brócoli, el queso maduro y otros alimentos sin procesar, las personas vivirán una inflamación permanente.
Para desinflamar el cuerpo y ser menos susceptibles a enfermedades, debemos consumir comida, así como es y no remezclada, como cuando se hace un budín, un tamal de cerdo, un chifrijo, un emparedado de carne o embutidos, un queque y así con las pésimas mezclas que les llamamos cocina de altura.
Para reparar tejidos y no destruirlos, definitivamente se deben eliminar los postres, comida o snacks de paquetes, los endulzantes naturales y los artificiales, las féculas como las papas, yucas, camote mezcladas con carnes y otras formas de mezclarlas; no se deben realizar combinaciones de proteínas con otros tipos de féculas como el arroz con frijoles o el pollo con garbanzos, las frutas con proteína es una mala mezcla como los helados con leche, los suplementos proteicos con fruta y leche; tampoco se debe utilizar el aceite de maíz, el cual contienen por cada cucharadita 7,275 mg de ácidos grasos omega-6, la soya 6, 950 mg de ácidos grasos omega-6, mejor utilizar la mantequilla, el aceite de coco o el aceite de oliva, que contienen 20% menos por cucharadita de omega-6, consumir carnes provenientes de animales alimentados de pasto, no de animales alimentados con granos; sin granos los animales consumidos son fuentes ricas de proteína y grasa saturada, convirtiéndolos en alimentos que podrían inflamar menos el cuerpo, por la simple razón de ser ricos en grasa saturada y libres de azúcar o carbohidratos.
La grasa saturada produce transportadores de nutrientes o colesterol LDL, que no causan enfermedad cardíaca, convirtiendo a los medicamentos para bajar el colesterol LDL, en algo absurdo e innecesario.