NO TODAS LAS LESIONES SE PUEDEN TRABAJAR CON NATACIÓN.
La natación reduce hasta un 90% menos el peso en nuestras articulaciones, con ello se pueden permitir rangos de movimiento mayores o movimientos cíclicos repetitivos sin sufrir inflamación, cuando falla la fuerza o estabilidad activa muscular por alguna lesión. Si en una lesión se ven afectados los músculos, la estabilidad se verá recargada hacia los ligamentos; lo cual, a su vez, puede comprometer dicha estabilidad pasiva ligamentosa, es por esa razón que, en una torcedura de tobillo, el agua permite una rehabilitación poco riesgosa, ya que esta articulación tibio-tarsiana, no recibe el peso corporal en flotabilidad.
Apoyar el pie en una superficie sólida, después de una torcedura de tobillo, pone en riesgo esa articulación por el alto grado de probabilidades de sufrir nuevamente la misma torcedura; ya que al no tener buena estabilidad muscular activa, los ligamentos que brindan estabilidad pasiva no tienen la capacidad de asumir toda la responsabilidad de sostener el tobillo, y en esos casos una rehabilitación donde se reduce el peso hasta un 90%, la natación es un medio muy seguro y eficiente para recuperar la coordinación adecuada que nos brinde la necesaria estabilidad activa para que el tobillo no se vuelva a torcer.
Sin embargo, existen otros tipos de lesión que, por sus características, no se pueden trabajar en una piscina NADANDO como, por ejemplo, las lesiones a nivel del hombro, con dolor en la parte superior y anterior del brazo, por bursitis subacromial, tendinitis bicipital de la cabeza larga del bíceps braquial, ruptura leve al 10% del músculo supraespinoso.
Para entender ese mecanismo de lesión, hay que saber que en natación el avance dentro del agua se logra gracias a los brazos que pertenecen a los miembros superiores (cintura escapular), y a los muslos que pertenecen a los miembros inferiores de nuestro cuerpo (cintura pélvica). Con el tren superior, realizamos brazadas tipo “remar” y con el tren inferior, realizamos patadas tipo “motor fuera de borda”.
Para remar o avanzar sobre el agua movemos el brazo, antebrazo y mano en dirección a la cabeza (flexión del hombro), luego la volvemos a bajar en dirección a la cadera (extensión del hombro); ese movimiento de flexión del hombro lo hacen el deltoides anterior y el bíceps braquial cabeza larga, la extensión del hombro la realizan el dorsal ancho y redondo mayor. Si la persona tiene una lesión del hombro en el bíceps braquial de la cabeza larga (tendinitis bicipital), el cual se origina en la parte anterior y superior del hombro (tuberosidad supraglenoidea), éste se afectará más nadando estilo libre, dorso y mariposa, cuando realizamos la flexión del hombro para llevar la mano adelante de la cabeza; también ese mecanismo de lesión, podría verse afectado con otras formas de remar como el estilo pecho, pirateado, salvamento y perrito.
La razón es que cuando se rema y extendemos el hombro o llevamos la mano hacia la cadera, contraemos fuertemente el dorsal ancho y el redondo mayor, porque estos son los músculos principales que realizan la extensión del hombro. Si estos músculos se hipertrofian o crecen, cada vez tendrán más capacidad de remar y el nadador mejorará su brazada; pero contraer fuertemente el dorsal ancho y el redondo mayor, puede venir asociado a un acortamiento muscular; si el músculo dorsal ancho y redondo mayor, no se estiran adecuadamente después de estar nadando una seguida o a veces más tiempo; éste al hacerse más corto, rotará internamente el hombro, ya que también el dorsal ancho y el redondo mayor, son rotadores internos del hombro.
Si una persona tiene corto el dorsal ancho y el redondo mayor, lucirá encorvado y los brazos se verán hacia adelante y hacia adentro (rotación interna con protracción del hombro). Esa rotación interna y protracción del hombro, hace que el tendón de la cabeza larga del bíceps se acerque a la línea media del cuerpo. Entonces, cuando el nadador lleva la mano hacia adelante y arriba de la cabeza (flexión del hombro), este por estar ya rotado internamente, hace que el tendón de la cabeza larga del bíceps, roce el hueso del acromion de la escápula u omoplato, que está sobre dicho tendón, pellizcándose cada vez que la mano está adelante y arriba de la cabeza.
Ese constante pellizco del tendón lo inflama para desarrollar una gran inflamación, llamada tendinitis bicipital, si se continúa con los entrenamientos de natación sin tratar la lesión (sobrecarga), se puede agravar, inflamando la vaina o el forro que cubre el tendón del bíceps, creando una nueva lesión, llamada tenosinovitis.
Tanta inflamación (tenosinovitis), ocupa mucho espacio, en una zona articular donde los espacios ya están milimétricamente delimitados, y al perderse esa precisión de espacios, la bursa subacromial o el saco lleno de líquido que ayuda a reducir la fricción en sus espacios del hombro, se verá sobre estimulada por aumentar la fricción (mayor presión), inflamándose para crear una bursitis subacromial.
Una tenosinovitis, junto con una bursitis subacromial por sobrecarga, al continuar nadando sin tratar la lesión, más que con analgésicos – inflamatorios, o alguna infiltración o aplicación activo directa de principio, para desinflamar y eliminar el dolor, eso solo hará que disminuya el dolor, pero a la vez también disminuye la oxigenación celular.
Sin una buena captación de oxígeno, no se dará una buena regeneración; ya que, para regenerar se necesita mucha energía o ATP, y el oxígeno es fundamental en la producción de ATP. Si solo se trata el dolor y la inflamación, con inhibidores, dejando de lado un adecuado estiramiento del dorsal ancho y el redondo mayor, junto a un fortalecimiento de músculos que ayuden a evitar la rotación interna con protracción del hombro, como el fortalecimiento del infraespinoso, el redondo menor y el deltoides posterior, la génesis de la lesión seguirá latente, llevando al hombro a una posible ruptura parcial leve del supraespinoso del manguito rotador, el cual no puede coaptar o acomodar bien el hombro, al tratar de sostener la rotación interna con la protracción del hombro que juntas tienden a la subluxación anterior del hombro.
Quiere decir, que la natación no es una buena aliada para tratar lesiones de hombro donde existan:
.. Tendinitis.
.. Bursitis.
.. Alguna ruptura parcial del manguito rotador.
.. Hombro congelado.
.. Después de alguna fractura.
.. Después de una dislocación.
.. Después de una torcedura y distensión.
.. Inflamación de la articulación acromioclavicular.
.. Inflamación de la articulación esternoclavicular.